sábado, 4 de julio de 2015

Revuelto de genes

Cada tres o cuatro semanas visito al siquiatra del área de trastornos alimentarios del Hospital de Galdakao. Angel es un tipo peculiar que merecería un post por sí solo. Se trata de visitas de control, no hacemos terapia, ya que las arcas públicas pueden soportar mucha variedad de dietas (no alimenticias) y coches oficiales, pero no intentar curar a tantos trastornados que andamos sueltos. Creo que Angel se hizo siquiatra porque él es un obseso. Lo que ocurre es que su obsesión es (aparentemente) sana: el conocimiento. Nuestras reuniones tienen un caracter más filosófico que médico. Hablamos de la enfermedad, pero también de la vida, el trabajo, la meditación, el budismo...y en nuestra última visita, por ejemplo, del capitán Cook y sus viajes por Papúa-Nueva Guinea. Me recomienda libros, ejercicios o videos de youtube que me pueden ayudar.
Lamentablemente, yo soy una persona muy parlanchina pero un mal oyente, y la mayoría de las interesantes anécdotas y teorías que me cuenta se me olvidan. Por fortuna, recuerdo una que me comentó en una de nuestras primeras sesiones acerca del componente genético de la anorexia.
Según Angel, cuando el ser humano era nómada y no conocía todavía la agricultura, se dedicaba a esquilmar los recursos alimenticios de un lugar hasta agotarlos. Después, carretera y manta. La tribu recogía las guitarras y se dedicaba a peregrinar en busca de un nuevo "buffete libre". Como es lógico, todos los integrantes de la manada estaban obligados a caminar durante largos periodos de tiempo y soportar el ayuno a lo largo de numerosas jornadas extenuantes, con lo que los individuos más débiles acababan por fallecer. Puede que un día al listo de la tribu (el jefe, sin duda), se le ocurriera que antes de abandonar un lugar y vagar durante días y días, fuera más inteligente enviar a un emisario por delante para que encontrara ese nuevo paraíso y volviera anunciando la buena nueva. ¿Y cuáles eran los especímenes más adecuados para esta labor?. Pues aquellos que soportaran el ayuno durante largos periodos de tiempo a pesar de estar sometidos a un esfuerzo extenuado, por lo que su cuerpo y su cerebro quedaron configurados para semejantes batallas. Y de estos monos...estos lodos.


En los últimos tiempos se están llevando a cabo varias investigaciones en el área de la genética que intentan identificar o creen haber encontrado el gen de la anorexia, lo cual es un alivio para mí, ya que indican que mi siquiatra está cuerdo.
Para quien tenga interés, aquí le dejo un enlace que expone que los científicos creen haber descubierto el gen responsable de la anorexia, aunque he de advertir que el artículo está en la lengua de Justin Bieber (¿quién coño era ese Shakespeare?).

Y también os dejo el anuncio de un vasto estudio que dirige la Universidad de Carolina del Norte en varios países (USA, Australia, Dinamarca y Suecia) y al  que me he presentado voluntario, aunque no creo que me acepten (más que nada porque las muestras de sangre no se pueden teletrasnportar todavía).

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